Netflix, redes sociales, el móvil, el cine, la pantalla, el correo: pantallas sobre pantallas, ojos pegados a la pantalla, whatsapp, la superficialidad de las comunicaciones actuales, en este siglo XXI, queda muy poco más.
El número de lectores -lectores de libros, no de tuits ni de posts basura- está cayendo a un ritmo vertiginoso: luego nos quejamos de la gran crisis del mercado editorial, que desde hace tiempo está aquejado del mismo extraño problema: todo el mundo escribe pero nadie lee. ¿Será porque, con la llegada de la comunicación digital, todos nos creemos capaces de escribir cosas importantes que merecen ser leídas por el gran público? Dejando a un lado la crítica social, tomemos los caminos más tenues: he aquí algunas razones para unirse a la irreductible rebelión de los lectores.
La lectura, de hecho, nunca ha pasado de moda.
Leer es bueno, ¿por qué?
Leer es bueno para la salud mental ¿pero por qué? La lectura de un libro, sea cual sea, ayuda a rebajar el nivel de ansiedad y estrés: nos obliga a sentarnos, a ordenar nuestros pensamientos lejos de esa convulsa y dolorosa actividad diaria para seguir el negro sobre blanco de las palabras.
Entrena el cerebro de forma agradable, sin forzarlo. También nos ayuda a dormir, si lo leemos justo antes de irnos a dormir y elegimos una lectura adecuada para la ocasión, algo así como la Crítica de la razón pura de Kant o cualquier otra cosa. Promueve la propiedad del lenguaje, enriqueciendo nuestro vocabulario con nuevas palabras. Además, hay libros para todos los gustos, es imposible que no encontremos uno que nos llame la atención de un vistazo en la biblioteca de nuestra ciudad.